lunes, 24 de octubre de 2011

¿Se acaba ETA o es un espejismo?

El comunicado que la banda terrorista difundió el pasado viernes 21 de octubre, seguido de la manifestación de la izquierda abertzale y las declaraciones de los distintos dirigentes políticos, plantea dudas con respecto al final de la banda y todo lo que la rodea

MARÍA TERESA MUÑOZ|MADRID

En estos últimos días, la actividad de las redacciones de los distintos medios no ha cesado, al igual que la necesidad de información de los ciudadanos. Un tema ha acaparado las portadas de todos los periódicos, ha sido la noticia de apertura de las cadenas de televisión o el acontecimiento destacado en los boletines de radio el jueves y el viernes, 20 y 21 de octubre. ETA abandonaba la lucha armada a través de un comunicado, difundido en el diario Gara y Berria en torno a las 19 horas del jueves 20. Desde ese momento, la alegría se instalaba en todos los partidos políticos (algunos de sus dirigentes la expresaban emocionados), en muchos concejales que ya podían prescindir de sus escoltas, y en la mayoría de los ciudadanos, deseosos de recibir una noticia de ese calibre. Pero pronto surgía la duda de si sería realmente el fin de la banda terrorista que ha dejado 829 víctimas en 43 años de actividad.

Encapuchados de ETA durante la grabación del comunicado

El viernes fue el día de la emotividad, y el sábado, el de la reflexión. Una manifestación de la izquierda abertzale pedía la independencia de los presos etarras mientras algunos políticos como Cayo Lara (IU), ya afirmaban que es necesaria la entrega de las armas, o que la tarea que toca es desmantelar a ETA, según Felipe González. También hubo lugar para la desconfianza entre los militares, un grupo al que le afecta directamente, o el escepticismo entre los familiares de las víctimas, y todo ello, con el 20N como telón de fondo. Distintas posturas, en definitiva, que están condenadas a entenderse mediante el diálogo, ahora que el muro del terrorismo parece haber caído.

Como venía siendo evidente en los últimos años, ETA se encontraba en una situación difícil, sometida a un gran acoso policial que la estaba debilitando cada vez más. Por otra parte, Arnaldo Otegui (cabeza visible de la ilegalizada Batasuna) reconocía que la población vasca ya no aceptaba el terrorismo, así como la izquierda abertzale se había alejado de

la ideología radical tras el atentado de 2006 en la T-4 de Barajas, lo cual suponía una apuesta por vías políticas y pacíficas. La firma del Acuerdo de Gernika en septiembre de 2010 se sumaba a esta lista de antecedentes que parecían indicar el fin de ETA ya en julio de este año, como se sospechaba, pero se ha hecho esperar unos meses.


Manifestación a favor de los presos de ETA


Hay quien piensa que el final de la banda terrorista podría ser una estrategia del PSOE para llevarse el mérito y ganar votos en el 20N. Otros creen que el adelanto electoral y la inminente llegada del PP al poder han sido los desencadenantes del fin de ETA, ya que

ésta estaba pendiente de la decisión del Tribunal Constitucional respecto a la legalización de Sortu, (el brazo político que sustituye a Batasuna), y la revisión de la doctrina Parot, la cual aplica los beneficios penitenciarios a cada una de las condenas de los etarras y ello permite un mayor tiempo del cumplimiento de las penas. La banda terrorista tenía buenas previsiones sobre esas dos operaciones, pero con el adelanto electoral y el posible triunfo del PP, todo se torcería y por ello, habría decidido abandonar la lucha armada. Por su parte, otros consideran que Bildu puede entrar fuerte el 20N, por lo que la banda se puede ver con poder a través de una vía legítima como es la política.

Símbolo de Bildu


Sea cual fuere el motivo, lo importante es que ETA ha proclamado el “cese definitivo” del terrorismo, y acepta un proceso de diálogo mediante el cual llegar a una solución, para construir un escenario de paz y libertad. No es tiempo para pensar en quién se lleva el mérito o quién se beneficia más en las próximas elecciones, ni tampoco es el momento para exigir el perdón hacia los presos etarras o su liberación. Si han cometido un delito, deben pagar por él como cualquier condenado a prisión, independientemente de que las circunstancias políticas cambien. Para que se les libere, deberían cambiar las leyes, no ETA. Si hay que exigir algo, y muchos son los que consideran fundamental hacerlo, es la entrega de las armas y el desmantelamiento de los zulos para asegurar que ETA está acabada realmente. Numerosos interrogantes se plantean en torno a la credibilidad de las palabras del comunicado, y más que con desconfianza, conviene tomarlas con prudencia, actuar con seguridad en los pasos que se van a dar, y por supuesto, crear ese escenario de paz y libertad con la colaboración de todas las formaciones políticas. El terrorismo debe dejar de ser utilizado como un arma electoral.que la banda se puede ver con poder a través de una vía legítima como es la política.

Esta historia, con aparente final feliz, vuelve a demostrar que la violencia y la lucha armada no conducen a ningún lugar: el diálogo es el camino más fácil, menos costoso y más justo para conseguir un objetivo. Desgraciadamente, 829 víctimas murieron sabiendo esto, y es ahora cuando los asesinos entran en razón, precisamente ahora que ya no hay marcha atrás para reponer el daño causado y para devolverle la vida a los que inocentemente la perdieron, por señalar lo que ahora los propios terroristas reconocen. Aunque duela, debe asumirse que más vale tarde que nunca.


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